La Capilla y el Auditorio Kresge (ambos de Saarinen, en 1955) son dos puntos de referencia de mitad de siglo que sirven como contrapunto al campus urbano y ortogonal en el MIT. Son los primeros trabajos de la obra de Saarinen y contribuyen a la colección estelar de edificios que enriquecen el campus del MIT.
La Capilla está ubicada en la parte oeste del campus, cuya área más grande está dedicada a vivienda y esparcimiento. El edificio, sencillo tanto en su tamaño como en el material, es básicamente un pórtico rectangular conectado a una capilla cilíndrica. El cilindro está rodeado por una fosa, que la separa un poco más del paisaje urbano y la inserta en el mundo interior de la contemplación.
El templo, de religiones varias, está cuidadosamente diseñado para no aludir a ninguna religión en particular. En lugar de utilizar representaciones icónicas, el edificio emplea el lenguaje de la luz y la pureza geométrica para despertar la espiritualidad. El pórtico es un reducido espacio, un ancho pasillo con cristales claros color lila.
Mientras que el exterior sólo da una leve idea de las posibilidades de su interior, nada prepara a uno para las excentricidades de este sitio. La capilla es orgánica. Sus paredes oscuras y onduladas laten. Las superficies de ladrillo tienen una textura de una mano rústica y fiel, impregnada de recuerdos del pasado. La oscuridad es agradable e íntima, penetrada sólo por dos fuentes de luz del exterior.
La luz del fondo proviene del agua reflejada en la fosa hacia el interior del edificio para burlarse de las paredes onduladas. El efecto es sublime. Vía Galinsky.