Definido como un material humilde, propio de arquitecturas vernáculas, el actual interés que suscita el adobe en ámbitos académicos y la práctica profesional actual, particularmente en EE.UU. y diferentes regiones de Latinoamérica, evidencian la energía con la que éste sigue vigente. Se trata de un material que proporciona unos niveles de climatización óptimos en zonas muy áridas, manteniendo una temperatura estable en el interior del edificio, evitando recurrir a métodos artificiales y contaminantes; requiere métodos de construcción muy sencillos y es capaz de adaptarse a diferentes tipologías arquitectónicas. Soberbias construcciones suntuarias y domésticas de la región africana de Sahal, funcionales viviendas modernas en Nuevo Mexico, estructuras de tipología ancestral perviviendo en Siria, Irán o Turquía... La intensidad de esta actual mirada hacia el adobe responde no sólo a la preocupación por el medio ambiente sino hacia una búsqueda de nuevas posiciones físicas y psicológicas del hombre en el entorno. El arquitecto Nader Khalili observa estas estructuras casi como síntesis alquímicas, producto de la unión de los elementos primordiales: tierra, agua, aire y fuego.
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Fredy Massad y Alicia Guerrero Yeste.